martes, septiembre 23, 2008

Sábado 24 de mayo de 2008

El llano Venezolano,
San Fernando de Apure,
Coplas y en el aire,
el perfume de Doña Barbara y el amor de Rómulo Gallegos.


Salimos a las cuatro y media de la mañana en una microbús hacia San Fernando de Apure, un trayecto que nos tomaría seis o siete horas en la carretera, no puedo hablar del paisaje pues dormí casi todo el camino; sin embargo, más o menos a la mitad, paramos por una "Arepería", desayunando. Las arepas son tortillas gruesas, hechas de harina de maíz precocida, lo que les da un color muy blanco y una consistencia más suave. Después de cocinarlas en una plancha o comal se ponen en un horno para terminarlas de cocer. A continuación, se abren por la mitad, se les saca un poco de la masa interior y se rellenan con cantidades increíbles de queso amarillo, queso blanco, carne deshilada, jamón con queso y mayonesa, jamón solo, con pierna, con chuleta, con huevo, en fin, con lo que se quiera y se tenga a la mano. Es una delicia, me encantaron.

Proseguimos en el camino y después de cruzar un largo puente y como a las once de la mañana, entramos en una calle bastante maltratada por el tiempo, el polvo lo cubría todo sin ninguna vergüenza, el calor ayudaba también a que se nos pegara en la piel y el sopor se podía ver emanando de los cuerpos que se movían lentamente. Así es el llano venezolano, caliente y cálido, lento por fuera y arremolinado en sus entrañas. Pidiendo direcciones aquí y allá dimos con la Cinemateca, nuevo edificio que servirá de cine y salón multiusos para eventos culturales.

Se oía desde fuera el sonar de las arpas que interpretaban canciones llaneras con sus copleros acompañándolas, ahí conocí al poeta Juan Manuel Bueno, cantante llanero y amante de las letras, al Canario de Apure, a Angel Eduardo Calcaño Rangel, un encantador chiquillo que me escribió el siguiente poema:

" El Lirio Sabanero"

El lirio sabanero
embellece sus esteros
perfumando con nostalgia
sueños de libertad...
Con olor a mastranto
se va perdiendo en la noche...

Entre coplas y saludos, el poeta Bueno me invitó a tomar unas cervecitas en un local cerca del edificio, ahí platicamos un poco con varios de ellos y luego volvimos a la cinemateca, donde escuché música, poesía dicha por los niños que habían ganado un certamen de declamación, luego escuchamos a los poetas locales, que eran muchísimos, he aquí sus nombres:

Raday Ojeda, Magdalena García, Norys Lovera, Octavio Vivas, José Manuel Bueno, Elio Paredes, Eladio Sequera, Alberto José Pérez, Luís Alberto Gutiérrez, Labu, Agustina Delgado, Francisco Rodríguez, Mauricio Farías, Imelda Sequera, José Gregorio González, Ana María Oviedo, Arnaldo Eraso, Leonardo Ruiz, Salvador Lara y Aída Párraga (El Salvador) y Adnan Ozer (Turquía).

También, aprovechando la ocasión se "bautizó" un libro, que es un ritual como el de las presentaciones que nosotros conocemos pero que en este caso, se ocupa una botella de Champagne para derramarla sobre las hojas del libro en cuestión, me encantó, la próxima vez que yo tenga un libro mío, será bautizado.

La actividad duró todo el día y terminamos como a las siete de la noche, fuimos al hotel pero ahí decidimos, que ya que el joven que nos conducía había dormido toda la tarde, nos regresaríamos esa misma noche para amanecer en Caracas.

Así fue, por lo que no vi nada del camino nuevamente, me imagino que debe haber sido bello.

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